Otro debate sin ganadores claros, con puntos a favor y en contra


Otro debate sin ganadores claros, con puntos a favor y en contra

Los cinco candidatos en el segundo debate presidencial, donde abundaron las chicanas y faltaron propuestas

Duros cruces sobre corrupción, economía y seguridad subieron la temperatura del segundo debate presidencial. Una instancia que mostró a una Patricia Bullrich más aguerrida, un Sergio Massa disociado de la realidad y como ajeno al Gobierno al que pertenece y un Javier Milei que, cuando no habló de Economía, trastabilló y hasta tuvo algún fallido. Sin embargo, no hubo un claro ganador y todos los candidatos, incluidos Juan Schiaretti y Myriam Bregman, tuvieron sus puntos a favor y en contra.

Por caso Bullrich, que en el round santiagueño había dejado sabor a poco y fue acusada de “tibia” en sus cruces con Massa, pasó a la ofensiva en esta segunda edición, disparando de entrada contra la corrupción kirchnerista, machacando ocho veces con el escándalo Insaurralde o apuntando contra “los bolsos de López”, “los hoteles de Cristina” y “los ñoquis de La Cámpora” hasta llegar a preguntarle al candidato del Unión por la Patria “¿cuándo van a dejar de afanar?”. Lo que intentó fue demostrar que ella es la oposición y no dejarle ese lugar a otro.

Ese tono belicista, sumado a que leyó en la mayoría de sus intervenciones, fueron los puntos más débiles de la extitular del PRO.

Por su parte Massa, esta vez tuvo que esquivar golpes a la manera de una bolsa de boxeo. Algo que no había sucedido en el primer debate. En la Facultad de Derecho de la UBA, el ministro de Economía tuvo que hacer frente a los disparos verbales de sus cinco rivales. Intentó mostrarse como ajeno al Gobierno del que es parte y, sin hacerse cargo de los problemas actuales, insistió en que el 10 de diciembre, si resulta electo, comienza una nueva etapa. Tal vez su punto más fuerte haya sido cuando se plantó ante Milei (que venía de desacreditar dichos de Bullrich y Bregman) con un “hasta acá llegaste, respetá a las mujeres”.

Aunque menos moderado que en el debate previo, Milei volvió a ratificar que su punto fuerte es la Economía. Gusten o no gusten sus ideas, hay que admitir que en esa materia se lo nota sólido y cómodo. Pero cuando tuvo que responder a otras cuestiones se lo notó vacilante y hasta cometió un traspié. Fue cuando Bullrich, en tono de denuncia, le preguntó por sus socios en las nóminas de candidatos: “¿Creés que vas a cambiar algo con tantos chorros de Massa adentro de tus listas?”. Y el libertario, sin desmentir la acusación, le respondió: “Vos también tenés un montón de gente que viene de otros lados”. Tampoco pudo explicar Milei su cercanía a Barrionuevo, algo que también le replicó la candidata de JxC que por toda respuesta recibió un: “Vos fuiste montonera asesina y cambiaste. Las personas cambian”.

A Schiaretti, en tanto, se lo vio esta vez más suelto que en Santiago del Estero, pero sin salirse de su discurso marcadamente cordobés, lo que le valió el reproche de Bullrich: “Deje de hablar tanto de Córdoba, no parece un candidato a Presidente”, le dijo. Más allá de eso, lo mejor de su performance fue haber disparado por igual contra el kirchnerismo y el macrismo (a los que identificó como el pasado), pero también contra Milei (“sería dar un salto al vacío”, alertó); y haberle planteado a Massa una reforma del peronismo, con una mirada federal que se aleje del AMBA.

Por último, Bregman, se mostró filosa contra el resto de los candidatos y dejó planteada su agenda siguiendo el guión discursivo de la Izquierda. Incluso cuando se negó al minuto de silencio propuesto para recordar a las víctimas por los atentados de Hamás en Israel y solo se solidarizó con los muertos civiles, cuestionando lo que llamó “apartheid” israelí. Contó a su favor que los otros cuatro candidatos prácticamente la ignoraron.

Los mayores cruces fueron sobre corrupción, economía y seguridad

 



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