El juez de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, salió a cruzar ayer en muy duros términos al presidente del cuerpo, Horacio Rosatti, quien durante un discurso en la Universidad de Lomas de Zamora había aludido a un llamado a la unidad nacional. Algo que se interpretó como un guiño al candidato de Unión por la Patria, Sergio Massa. Para Lorenzetti, que respondió a través de una carta, dichas expresiones resultan “intolerables”, ya que “no fueron consensuadas” por el máximo tribunal y por lo tanto “no lo representan”.
En el discurso cuestionado por Lorenzetti, Rosatti había advertido: “Todos, finalmente todos, juramos la misma Constitución. La reforma de 1994, de la que se van a cumplir 30 años el año que viene, fue a mi juicio el último acto político de unidad nacional que se registró desde el punto de vista institucional en la República Argentina. Ojalá la etapa que se inaugura ahora nos marque también un camino de unidad y de unión nacional tan importante para poder poner el país en marcha”.
Y, en lo que se leyó como una crítica al libertario Javier Milei, el titular de la Corte disparó: “El canto de las sirenas es, muchas veces, el canto de la desunión, el canto de la grieta, el canto del enfrentamiento. Hay que aferrarse al mástil de la Constitución, de la unidad nacional. Fue la prenda de la unidad nacional lo que nos hizo salir de la anarquía en 1853, fue una prenda de unidad nacional para establecer la reforma de 1994 y, seguramente, va a ser una prenda de unidad nacional para transitar este Mar Egeo que tenemos que transitar para llegar al destino que todos queremos”.
En su misiva, Lorenzetti, despegó a la Corte de la posición de Rosatti, y consideró que sus dichos “evidencian una actitud deliberada” y que “no puede haber dudas de la intención de mostrar una postura respecto del proceso electoral en curso”. En este sentido, opinó: “Esa postura de inclinación hacia un sector, que va cambiando según los tiempos, se ha repetido y por eso estimo que ha llegado el momento de expresar un criterio, porque no se puede volver tolerable lo que según el derecho debiera ser intolerable. Por otra parte, la gobernabilidad política es extremadamente compleja en el mundo actual y no es un ejercicio que se pueda hacer en los ratos libres. Debemos respetar la política partidaria tanto como es exigible que se respete la independencia judicial”.
Las declaraciones de Rosatti, insistió Lorenzetti, “no fueron consensuadas por la Corte Suprema” y “la repercusión ha sido profundamente negativa”.
Según el juez del tribunal supremo, “estamos en un momento difícil, tanto en el país como en el mundo, y los poderes judiciales tienen un rol importantísimo en relación con las personas que sufren sin esperanza, en sociedades divididas. Hay varios ejemplos internacionales de Tribunales que, apartándose de su función, se inclinaron hacia un sector, y se desprestigiaron. La imparcialidad respeto de las diferentes visiones e intereses, es la principal garantía republicana que una Corte Suprema debe sostener. Si la impresión de los ciudadanos es que la Corte tiene una inclinación partidaria, pierde totalmente su credibilidad”.
Para Lorenzetti, “los jueces deben abstenerse de opinar, sugerir o dar la impresión de que hay alguna inclinación que afecta su imparcialidad. Violar esta regla significa estar muy lejos del estándar mínimo de seriedad, independencia e imparcialidad que se requiere en la Corte Suprema”.
Por eso, pidió a sus colegas aprobar una acordada para adherirse al Código de Ética Iberoamericano, que “exige imparcialidad, moderación y prohíbe participar en actividades políticas”.
“El ‘populismo judicial’, que es cambiar según sopla el viento, es inapropiado como modelo judicial”, remató Lorenzetti.
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