El jueves 16 de marzo comienza el juicio por el crimen de Lucas González, el menor de 17 años asesinado por la policía de la Ciudad cuando salía de un entrenamiento de fútbol con sus amigos. Por el hecho están imputados 14 policías, los cuales se encargaron de plantar un arma falsa en la escena y de encubrir el hecho. Por su parte, Gregorio Dalbón, abogado de la familia de la víctima, reveló que se trata de un asesinato cometido “por odio racial y por placer”.
Los policías imputados son: Gabriel Alejandro Isassi, Fabián Andrés López, Juan José Nieva, Daniel Alberto Santana, Rodolfo Alejandro Ozán, Fabián Alberto Du Santos, Ramón Jesús Chocobar, Juan Horacio Romero, Roberto Orlando Inca, Héctor Claudio Cuevas, Sebastián Jorge Baidón, Jonathan Alexis Martínez, Ángel Darío Arévalos y Daniel Rubén Espinosa.
Dalbón comenzó a relatar la verdad de los hechos ocurridos aquel 17 de noviembre del 2021 y explicó que los policías inventaron que era un enfrentamiento armado, frase que repetían al momento del crimen. “Los chicos venían realmente de jugar al fútbol de Barracas. Agarraron el auto, salieron, pararon en una ochava, y la brigada estaba ahí osea que los vieron. El auto de los efectivos pasó por delante de ellos y los esperó a 50 metros. Es decir, si les querían preguntar sobre el documento o los veían sospechosos los podrían haber parado cuando se cruzaron”.
Al frenarse en la ochava, Lucas se bajó a comprar un jugo para beber con sus compañeros. Esa fue la última vez que los jóvenes futbolistas estuvieron en paz. Una vez que el auto arrancó, los policías los encerraron, los persiguieron y dispararon. “Cuando pasa el auto de Lucas, lo empiezan a encerrar y a perseguir. Julian (conductor del auto de Lucas) le tocó la bocina creyendo que se estaba distrayendo con el celular, y lejos de correrse, siguieron encerrandolos. En un momento le cruzan el auto como una película, bajan los tres y empiezan a disparar. Julian volantea, pasa por arriba de un boulevard, y trata de huir. En ese momento le cae Lucas a sus rodillas con masa encefálica y sangre en la cabeza y los dos chicos de atrás al oír tantos disparos abren las puertas y se van”.
No obstante, el letrado reveló que durante todo el hecho, como consecuencia de la violencia inesperada, las víctimas creyeron que se trataba de un asalto: “Se encuentran en el teléfono de Joaquin, uno de los amigos de Lucas que corre, ‘mama, mama le acaban de pegar un tiro a un amigo nos asaltaron’. Todo fue un asalto. Nunca hubo una sirena, no estaban vestidos de policías, ni siquiera tenía patente de atrás el auto de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires. Fue una cacería. A partir de eso se arma una causa que termina siendo un buen armado para ellos. Porque los chicos terminan presos. A tal punto que uno de los que corre, se entrega a la tarde, que después de contarle a la mamá, lo llevó a la comisaría. Y el otro que corre, va y encuentra a dos policías y les dice que lo ayuden que lo habían asaltado. Los policías lo agarran y empieza la puesta en escena de lo que fue la tarde del 17 de noviembre. Lo fusilaron a las 9 y 30 y pico y esto termina con ellos entrando al reformatorio del Inchausti a las 23 horas. Es decir, que tuvieron toda la ventana de un día completo, para armar la historia. A tal punto que le ponen una pistola de juguete en el auto. ‘Le volaron el frasco” hablan dos comisarios. Estos pendejitos’.
Por otra parte, Dalbón explicó cuales son las causas que imputan a los acusados y desarrolló: “A mi criterio es un homicidio cuadruplemente agravado, porque es cometido por una fuerza pública, cometido con el concurso de dos o tres personas, y cometido con placer y por odio racial. Yo creo que acá hubo racismo. Los policías dicen en su indagatoria que vieron cuatro sospechosos en forma irregular yendo por una cuadra y a la voz de alto no quisieron parar y tuvieron que disparar porque supuestamente los jóvenes quisieron escapar. Eso es falso, ellos se escaparon de un robo y de hecho hay testigos que dicen que pensaban que les estaban robando a los chicos porque no había nada”.
Y agregó. “Mientras Lucas agonizaba en la noche del 17 tenía custodia policial en el hospital. Los chicos presos y los policías libres. A raíz de la investigación que pudimos hacer con los papás, el juez de menores sobreseyó a los chicos diciendo que eran víctimas y no imputados y dijo que en realidad los victimarios eran los policías. Yo tomé la defensa de la familia de Lucas y de los menores, que son sobrevivientes del hecho. No solo porque sobrevivieron a los tiros, sino porque cuando estuvieron detenidos les decían negros de mierda, que había que pegarles un tiro en la cabeza. Los torturaron psicológicamente y físicamente colocándoles las esposas a los menores en contra de su voluntad. Se encontró también en la mano de Lucas una quemadura de cigarrillo, dicho por el médico forense en vida, yo creo en mi opinión, los policías cuando lo vieron mal dijeron a ver si respondía y lo quemaron”.
Además, Dalbon explicó: “Estamos imputando torturas, privación ilegal de la libertad, falso testimonio de los que hicieron las actas para que la causa tenga como imputados a los niños y también estamos imputando el encubrimiento agravado con el agravamiento de ser un delito gravísimo y también hay otros delitos más técnicos. Hay 14 policías presos. Hay un comisario inspector, que maneja cuatro comisarías. Tres comisarios más, dos subcomisarios, inspectores y no hay ningún 4 de copas. Es decir, que luego de la dictadura, este con 14 policías de alto rango presos es uno de los juicios más importantes de los 40 años de la democracia. Por lo que hicieron, y porque esta era la típica manera que tenía la dictadura de matar gente. Es decir, por la cara si los veían sospechosos los mataban o los hacían desaparecer. Acá hicieron esto. No les gustó la cara de los chicos”.
FUENTE: https://www.bigbangnews.com/policiales/comienza-el-juicio-por-el-asesinato-de-lucas-gonzalez-que-acusaciones-enfrentan-los-14-policias-de-la-ciudad-20233915520
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