El presidente Alberto Fernández es un mandatario que casi no tiene agenda pública ni de campaña. Alguna aparición protocolar, un acto más bien nimio. Como el de ayer en Catamarca, a donde asistió porque se está pavimentando una ruta provincial. Desde allí cuestionó a los gobernadores que avisaron que no pagarán el bono de 60 mil pesos (en dos cuotas) anunciado por el ministro de Economía y candidato presidencial del Gobierno, Sergio Massa. Por lo mismo, también le pegó a los empresarios, pero con más dureza.
“Me llama la atención que Catamarca y La Rioja puedan pagar y la Ciudad (de Buenos Aires) más opulenta de la Argentina tenga dificultades para hacerlo”, dijo Fernández. Se refería, claro, a la capital federal, donde gobierna Juntos por el Cambio. Y agregó, enfático: “Esto, para que nadie se confunda, no es el Plan Platita, es el plan justicia, que los que más tienen mejor repartan”.
El bono dispuesto por Massa es, en teoría, para paliar los efectos de la devaluación que él mismo decretó luego de las Primarias Abiertas, una exigencia del Fondo Monetario Internacional para concretar un desembolso de 7.500 millones de dólares, que obviamente enseguida se proyectó a los precios.
La imposición del bono generó un rechazo general en los gobernadores, la mayoría del peronismo. Más de una docena de mandatarios se plantaron frente al tema con el argumento de que no cuentan con los recursos y que prefieren seguir el camino de las paritarias para consensuar mejoras salariales.
También lo rechazó el mundo empresario, que lo vivió como una imposición unilateral teñida de necesidad electoral. “No se quejen”, les pidió ayer Fernández a estos últimos. “Yo les digo a esos empresarios que se llenaron de plata en los dos últimos años que la Argentina creció 16 por ciento, que ha llegado la hora de distribuir. No se quejen cuando el Gobierno les dice que tienen que darle una suma a sus trabajadores”, dijo el Presidente.
Así, Alberto parece creer el auto relato de prosperidad de su gestión: “Piensen en la comunidad en la que viven y dejen de pensar en su bolsillo. Con esto estamos haciendo un poco de justicia”, los conminó.
La alusión a la CABA asoma como parte del relato de campaña, obvio. Pero a todos los gobernadores les recordó que “gen todos estos años hicimos casi 7.000 obras públicas. Las empezamos y las terminamos”. Habrá que recurrir a la organización Chequeado, especialista en corroborar dichos públicos de los políticos, para verificar semejante dato, contestaban ayer desde la oposición.
medidas e inflación
Respecto del paquete de medidas que Massa dio a conocer el domingo, por Instagram, el Presidente destacó: “El malestar que están viviendo, con todas las medidas que Sergio anunció el otro día, estamos tratando de aplacarlo, de hacerlo más llevadero. Sabemos cuál es el problema inflacionario que tenemos, no lo negamos. A eso, como hemos hecho siempre, lo que hicimos fue ponerle el pecho. Lo que no hicimos fue a hacerle caso al FMI, como ellos (la oposición, se supone) hacen a la perfección”. Economistas lo ven como una negación de la realidad: la devaluación fue una exigencia del Fondo, con el que el gobierno cerró un programa de ajuste.
Conviene detenerse en un detalle. Alberto buscó apropiarse de las medidas. El “estamos” infiere que él fue parte de la discusión. Ya lo había hecho apenas el ministro de Economía comunicó los anuncios. En las redes Fernández dijo que le había dado instrucciones a sus funcionarios para hacer lo que hicieron.
Fuentes bien informadas del gobierno admiten, sin embargo, que Massa (hoy el hombre fuerte de la gestión, un presidente sin banda) consultó las cosas con Cristina Kirchner. Fernández sólo habría sido puesto al tanto por una cuestión formal, se dejó trascender.
Para Alberto es doblemente duro el momento actual porque el dispositivo kirchnerista lo obligó a renunciar a la posibilidad de pelear la reelección. Hoy hace campaña por Massa en pequeñas dosis. Ayer, de hecho, pidió el voto por su ministro.
“Yo les pido a los argentinos ahora, que estamos por elegir autoridades, que piensen. Nosotros pudimos hacer todo esto -mostrando el pavimento inaugurado- porque los gobernadores pensaban de la misma manera y tienen una misma concepción de cómo se debe gobernar. Hicimos todo lo que estuvo a nuestro alcance en un contexto muy adverso, pero estoy seguro de que podemos hacer mucho más. Y para que la Argentina siga desarrollándose con un criterio igualitario, necesitamos que Sergio sea presidente”, aseguró.
Y le pegó a Javier Milei, el triunfador en las Primarias (”Por más que canten rock y se tiren los pelos para adelante, detrás de toda esa fachada hay toda una mentira que engaña a los jóvenes y engaña a los confundidos”) y a Juntos por el Cambio (“No soy el que llamó el Fondo Monetario para pedir que por favor no acompañe a la Argentina en su proyecto”).
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