El primer mes después de las PASO fue el de reacomodamiento a un escenario que no era el previsto: Javier Milei fue el candidato más votado y ahora es el favorito en la tómbola política. Patricia Bullrich tuvo que recalcular en el GPS de una Argentina evidentemente impredecible. Carlos Melconian, quien sería ministro de Economía si ella es presidenta, tuvo un destacado “road show” inicial para refutar la factibilidad de la dolarización propuesta por La Libertad Avanza, ese caballito de batalla engañoso pero ganchero. El costo fue que Patricia resignara protagonismo.
Combustible para la ilusión
La elección reciente de Chaco, más que la de hace diez días en Santa Fe, pareció actuar como combustible de la ilusión bullrichista y el punto de partida de la estrategia para el último mes de campaña. Chaco ejemplifica lo que Bullrich, como candidata presidencial de Juntos por el Cambio, se ha propuesto venderle al electorado: ser la herramienta para poner fin a la hegemonía kirchnerista. ¿Será suficiente para meterla en el ballotage? Las opiniones están divididas, incluso dentro de sus propias filas.
La caída de Jorge Capitanich en Chaco no puede leerse sin el impacto -negativo para él- que tuvo en el electorado provincial el crimen atroz de Cecilia Strzyzowski, aparentemente perpetrado por el clan piquetero liderado por Emerenciano Cena, muy cercano al ahora derrotado gobernador.
Lo dicho: el triunfo de Juntos en esa provincia actuó como potenciador temporario de la postulación de Bullrich, que días antes se había subido al festejo de Maximiliano Pullaro en Santa Fe y ahora espera descorchar en Mendoza con su amigo Alfredo Cornejo. Todos radicales, por cierto. Ningún amarillo puro, como es ella.
El video viral
El lunes se viralizó un video de Bullrich peleándose con las punteras chaqueñas de Emerenciano cuando la candidata presidencial procuró entrar al barrio que, en forma obscena, lleva el nombre del dirigente acusado de matar a Cecilia.
Astuta, Bullrich usó ese spot muy casero, desprolijo, para ilustrar con una avanzada en territorio enemigo lo que asoma como su norte en este mes final de campaña: la pelea abierta con el oficialismo, más precisamente con el kirchnerismo del que Capitanich es baluarte histórico.
Ayer mismo, porque así lo marca la ley, comenzaron a circular los mensajes audiovisuales de las fuerzas políticas de cara a la elección de octubre. “Te propongo terminar con el kirchnerismo de verdad y para siempre”, invita Bullrich en esos avisos. No hace más que subrayar uno de sus mejores atributos como producto electoral: su capacidad para confrontar. Bullrich no titubea en eso. Lo sufrió Horacio Rodríguez Larreta en las PASO, que cultivó un estilo zen absolutamente opuesto que terminó siendo insuficiente.
Así, la candidata de Juntos insinúa que está tratando de recuperar algo que le robó Milei en agosto: la razón de ser de su espacio. Es que JxC, antes Cambiemos, ostenta como principal gen identitario la pelea con el kirchnerismo, la promesa de desalojo del mismo del poder. Eso lo cumplió en 2015, con Mauricio Macri como líder. Pero ese rol de sustituto natural, de “reemplazo” por algo nuevo, ahora lo ha ocupado Milei y su 29% obtenido en las Primarias. Que parece ser su piso.
“Te propongo terminar con el kirchnerismo de verdad y para siempre”
Opina Lucas Romero, analista político, titular de Synopsis Consultores: “Las Primarias reformularon el escenario. Milei ya no es un candidato testimonial sino que pasó a ser el que más chances tiene de ser. Y Bullrich quedó en el medio. Hoy el libertario es la opción más disruptiva, representa el cambio más radical”.
Contra eso pelea Bullrich, en plena búsqueda de la resignificación de su lugar en la góndola electoral. Y es una carrera contra reloj porque falta muy poco para las elecciones. ¿Le alcanza sólo con confrontar con el kirchnerismo/massismo? ¿O debería también enfrentarse de alguna manera a Milei para explicar porqué ella sería una mejor opción que el liberatario para hacer “otra cosa” de cara al futuro?
En esa línea, hasta ahora Bullrich no ha podido encontrar aquel factor diferencial propio para ofrecerle al electorado que no está dentro de su núcleo duro (17% en agosto). Tal vez porque demoró demasiado en recuperarse de una PASO que ganó internamente pero que terminó sintiendo como un golpe en términos globales; o por aquella postura medio mezquina, ambigua, de Macri elogiando a Milei, que la desdibujó un poco.
O tal vez atrase su mirada. ¿La escena política actual en Argentina sigue definiéndose por la dicotomía kirchnerismo/anti-kirchnerismo? ¿O el resultado de las PASO introdujo una nueva variable, si se quiere más abarcadora, más grande en término conceptuales que la lógica amigo/enemigo, que por cierto también parece regir la campaña de Unión por la Patria?
Tal vez la respuesta a esa pregunta sirva para explicar porqué Milei, un curioso personaje marginal hasta hace casi nada, tenga chances serias de transformarse en el próximo presidente de la Argentina.
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