El silencio de Cristina y Máximo en la campaña hace mucho ruido


A esta altura del proceso electoral, cuando faltan menos de 50 días para los comicios presidenciales, la ausencia de la vicepresidenta Cristina Kirchner en la campaña del oficialismo se ha vuelto un dato político.

El silencio de Cristina se hace extensivo a su hijo Máximo, diputado nacional y titular del PJ bonaerense. El mundillo peronista está desconcertado: muchos decodifican las ausencias como un desdén velado a la candidatura del ministro de Economía y a lo que éste ha venido haciendo en relación a la reformulación del acuerdo con el Fondo Monetario.

Otros creen que, en realidad, Massa prefiere no aparecer mucho con la Vice porque intuye que puede ser una limitante para conseguir votos de perfil no peronistas, moderados, independientes. Y porque las veces que ha aparecido enfocó sus críticas precisamente al FMI (lo llegó a responsabilizar por la inflación), del que el ministro espera desembolsos de fondos hasta fin de año.

“Para no sacarle la centralidad al candidato”, argumentan los más leales a Cristina, como resaltado la supuesta generosidad política de la lideresa. “No quiere quedar pegada a una eventual derrota, que puede ser histórica para el justicialismo”, deslizan voces que la quieren menos.

“El silencio es tan profundo que lastima nuestros oídos”, escribió alguna vez Haruki Murakami. Pero a Massa, más que el órgano auditivo la ausencia de Cristina le dañaría la capacidad de construir liderazgo firme en su espacio tanto como si estuviera presente. Es paradojal. Aún siendo el hombre fuerte del Gobierno, que relegó al presidente Alberto Fernández a un rol protocolar, el candidato/ministro no logra entronizarse en esta etapa como jefe real del oficialismo, en especial en la provincia de Buenos Aires.

El esquema peronista bonaerense tributa a Axel Kicillof, no a Massa. No porque vean al gobernador como “El” conductor político sino porque intuyen que les puede asegurar la supervivencia por cuatro años más, aún si el PJ pierde el control de la Casa Rosada. Sería una rareza histórica ganar en Buenos Aires y perder la Nación, pero después de la sorpresa libertaria de las Primarias de agosto pasado la política ya no descarta nada.

El intento de atentado

Cristina volvió a tener actividad en redes el viernes. Pero para hablar de ella misma, no de Massa. Fue a propósito de que se cumplió un año del intento de atentado en su contra perpetrado por los llamados “copitos”, aquella noche del 1º de setiembre de 2022.

La Vice subió dos documentos alusivos. Uno elaborado por La Cámpora; el otro por Juan Grabois. Misma idea fuerza: vincular el intento de magnicidio con los “candidatos de la ultraderecha”. Que vendrían a ser Patricia Bullrich (Juntos por el Cambio) y Javier Milei (La Libertad Avanza). Hasta ahora nada de eso está probado en el expediente judicial pero la historia construida por el kirchnerismo asegura prácticamente que es un hecho.

“No quiere quedar pegada a una eventual derrota, que puede ser histórica para el PJ”

Más allá de que supuestamente hablan bastante por privado, el 17 de julio pasado fue la última vez que se la vio a Cristina con Massa en gesto de campaña. Fue en el simulador de Aerolíneas Argentinas, donde ambos posaron para la ya célebre foto rememorando el desprolijo proceso de re-estatización de la empresa.

Antes de eso, se mostraron en el acto de inauguración del gasoducto Néstor Kirchner y en el Aeroparque metropolitano, a propósito de la repatriación de un avión militar usado para los “vuelos de la muerte” en la dictadura y que sirvió de escenario para presentar a Massa como el “candidato de unidad” del espacio. Las dos veces, en efecto, Cristina ocupó el centro de la escena.

El pedido de máximo y el silencio

“Que nos dé una mano la compañera, la necesitamos”, fue lo último que se le escuchó a Máximo Kirchner antes de llamarse a silencio. Massa recién empezaba las recorridas. El diputado le pedía así a su madre que se comprometiera en la campaña, en especial en el Conurbano. No sucedió.

¿El resultado de las PASO, en el que Unión por la Patria salió tercero como espacio y Massa no fue el candidato individualmente más votado, cambiará algo de lo visto hasta ahora?

En el massismo admiten que la campaña está en proceso de redefinición desde hace al menos una semana, teñida por la devaluación del peso que decretó el ministro/candidato en acuerdo con el FMI. Una medida siempre antipática que, por cierto, habría enojado a la Vice más allá de que fue oportunamente anoticiada, aseguran en el peronismo.

En el massismo admiten que la campaña está en redefinición desde hace una semana

Hasta octubre, Massa se enfocaría en visitar los territorios considerados más difíciles para el oficialismo. Como Córdoba, Santa Fe, Mendoza o Entre Ríos. Tarea para el ministro en esos pagos refractarios al kirchnerismo: actuar un “no cristinismo”.

Según fuentes oficiales, los gobernadores Juan Manzur (Tucumán), Gerardo Zamora (Santiago), Gustavo Sanz (Salta) y alguno más trabajarán el Norte del país, una zona donde Milei hizo estragos en las Primarias. “Trabajarán” se traduciría en dejar de ser los fiscales de mesa encubiertos del libertario para octubre.

Roles

A los Kirchner y, naturalmente, a Kicillof el massismo los imagina abocados a fortalecer el voto duro peronista en el Conurbano bonaerense luego de que se prendieran ciertas luces de alerta el domingo 13 de agosto: es que muchos votantes considerados propios, en especial militancia joven de barrios populares, se habrían inclinado por la figura disruptiva de Milei.

¿Convencerán a Cristina para que ponga el cuerpo en la faena de recuperar ese sector? Por ahora, misterio. Trascendió que muchos intendentes del Gran Buenos Aires han desfilado por el Senado desde que la Vice volvió del sur. Retos, del lado de ella; explicaciones de porqué se dieron cortes de boleta en favor del libertario, de parte de los alcaldes.

Massa, hay que decirlo, hizo algunos deberes para contentar a Cristina. La suma fija obligatoria de 60 mil pesos para los trabajadores públicos y privados con ingresos inferiores a 400 mil pesos es un añejo reclamo de ella y de su hijo. Es un parche, una ilusión óptica pero que cumple con la premisa kirchnerista, casi un credo, de poner plata fresca en el bolsillo de la gente para que no se pierda la sensación de consumo como parámetro de bonanza económica. No hay voz en el mundo político y empresarial que no señale a la Vice como autora intelectual de esta medida post devaluatoria. Le podría servir a ella para salir a defender algo de la gestión económica oficial, en general carente de trofeos para mostrar.

 



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