Analista político
Con el Presidente y la Vicepresidente corridos del escenario electoral el candidato y ministro Sergio Massa despliega su campaña sin interferencias. Si su rol a cargo de la economía supone la clara desventaja de recibir sin atenuantes los reclamos por las consecuencias de la inflación y el estrés cambiario, también es cierto que le permite proyectarse con protagonismo y perfil de independencia ante el electorado. Hacer de la necesidad virtud es una exigencia de la política en cualquier tiempo y circunstancia. La cosecha obtenida por Unión por la Patria en agosto fue magra, la más baja en términos históricos para el peronismo. Pero aún no está todo dicho y en el búnker oficialista confían en una recuperación para octubre apalancada en la actitud del hombre de Tigre y la apelación al temor de lo que eventualmente vendría si triunfaran los otros.
Luego del acuerdo con el Fondo se le impone a Massa conseguir el compromiso de todos los integrantes de la coalición con el desafío de clasificar para el balotaje. Tiene que motivar a una tropa que tiene la tentación de acudir a la tijera si los pronósticos se vuelven más sombríos. Para esta instancia el realismo indica que el único objetivo radica en superar en votos a Patricia Bullrich dando casi por hecho que el libertario también conseguirá la pole position en el próximo turno electoral.
Pero el camino se transita paso a paso y con pragmatismo. Así lo impone la realidad de una inflación que promete dos dígitos para los meses siguientes. Esa lógica convierte a la candidata de Juntos por el Cambio en una presa del carancheo peronista de sus votos blandos, es decir de aquellos que fueron en la primaria a Horacio Rodríguez Larreta. Como a su vez Javier Milei se propone ir por los votos duros de la ex ministra ha quedado en una situación tan incomoda como inesperada hasta la noche del 13 de agosto.
Recuperar la iniciativa
Luego de dos semanas de desconcierto y confusión busca ella recuperar la iniciativa anunciando a Carlos Melconian como su candidato a ministro de economía. Apela a que las habilidades comunicacionales del titular de la Fundación Mediterránea y las simpatías que despierta en el “círculo rojo” la ayuden a romper lo que ha calificado como “el gesto de acuerdo de sus contrincantes para desplazarla”.
También busca sumar volumen en un terreno que ella no domina. Probablemente deba apelar a otras acciones para cohesionar su tropa y motivar a los derrotados a sentirse parte de su proyecto. Quizás siga completando los nombres de un eventual futuro gabinete con radicales, larretistas y “lilitos” como parte de una estrategia de contención.
Surgen dudas respecto a que tipos de iniciativas puede desplegar para navegar en la pecera de los que no fueron a votar, lo hicieron en blanco o sufragaron por precandidatos que no superaron el umbral exigido para alcanzar la primera vuelta.
Muchas incógnitas
Allí se encontrará con intensa competencia y muchas incógnitas. Claro que los demás también. Quien se despliega con más comodidad por estos días es el “León” de la Libertad Avanza. Cuenta con el envión que le otorgó la sorpresa de la victoria y una mayor estilización de sus tácticas. Sus guiños a Mauricio Macri van dedicados en realidad a los simpatizantes al expresidente y a incomodar a su competidora directa.
Sus afirmaciones en favor de un ajuste del gasto incruento para los empleados públicos y beneficiarios de planes sociales y cruento para la casta desafían seriamente al peronismo, no acostumbrado a lidiar con un antiperonista plebeyo que recoge los favores de una clientela electoral que antes le era favorable y ahora apoya a quien manifiesta pública y reiteradamente que “no hay nada más injusto que la justicia social”.
Nunca nadie con posibilidades de llegar fue tan explícito contra el credo justicialista y obtuvo tanto apoyo. Claro que tendrá que enfrentar a partir de ahora, inclusive por parte de algunos que lo votaron, dudas respecto a su capacidad personal y a la de su espacio para gobernar. Resulta evidente que presenta al respecto flancos vulnerables para la campaña del miedo que ya está en marcha. También es cierto que hay temor a que continúe la situación actual, consecuencia tanto de los desaciertos de la actual gobierno como del anterior. Si los tres espacios generan reparos fundados la diferencia radicará en cuál de ellos pueda generar expectativas favorables y esperanzas futuras a un electorado agotado y agobiado por lo que parece un presente perpetuo de crisis y mediocridad.
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