La candidata libertaria a la Vicepresidencia, Victoria Villarruel, reflotó el debate sobre los derechos humanos y las “víctimas del terrorismo de izquierdas” en el país durante un homenaje convocado por el Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (CELTYV), del que es presidenta y fundadora.
En el acto celebrado ayer por la tarde en la Legislatura de Buenos Aires, donde en las afueras hubo un fuerte clima de tensión por la protesta de agrupaciones de Derechos Humanos y de izquierda, la compañera de fórmula del candidato a presidente Javier Milei acusó a quienes se opusieron al mismo de “tener las manos manchadas”.
Villarruel tildó a estas personas de “cómplices de los que ponían bombas, secuestraban, asesinaban y derramaban la sangre de estos inocentes”.
“Sólo quieren la democracia para ellos y los derechos humanos con exclusividad para ellos (…) Son los que monopolizan el recuerdo, porque en nombre del comunismo, del marxismo, de Montoneros y del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) no nos dejan recordar a nuestros seres queridos”, dijo la dirigente del partido La Libertad Avanza.
A Villarruel la acompañaron la diputada de la Ciudad de Buenos Aires Lucía Montenegro -quien acusó que le tiraron nafta cuando salía de la Legislatura- y tres familiares de víctimas del ERP (ultraizquierda comunista) y Montoneros (izquierda peronista), que actuaron durante la década de los setenta.
El CELTYV cifró en 17.380 el número de personas que fueron agredidas en actos terroristas protagonizados por estas dos organizaciones.
Villarruel -que podría tener bajo su cargo las áreas de Defensa y Seguridad en un posible Gobierno presidido por Milei- aseguró que a estas víctimas se les han negado durante cuarenta años los derechos a “la verdad, la justicia y la reparación”.
La candidata a vicepresidenta acusó al Estado argentino de “no otorgar los derechos humanos” a las víctimas y a sus familiares y de “estar discriminándolos”.
Durante su alocución, Villarruel fue interrumpida en varias ocasiones por los asistentes al acto, que lanzaron lemas de apoyo a la candidata y que entonaron finalmente el Himno Argentino.
El palacio de la Legislatura de Buenos Aires permaneció vallado y rodeado por las fuerzas de seguridad durante toda la jornada, ante las protestas de organismos y activistas defensores de derechos humanos que se concentraron alrededor del mismo en oposición al acto del CELTYV. Se informó de por lo menos cuatro demorados.
“Invocar la democracia y a los derechos humanos sin dejar que podamos expresarnos o ejercerlos es la muestra más acabada de que son violentos, autoritarios y no creen ciudadanos de segunda”, aseguró Villarruel en un mensaje publicado minutos antes del inicio del acto en la red social X.
Repercusiones políticas
Mientras el acto se desarrollaba dentro del salón, fuera los trabajadores de la Asociación de Trabajadores del Estado realizaron también una marcha “en ronda” en la puerta del salón Dorado, para repudiar el homenaje y “en rechazo a todo intento de reinstalar la teoría de los dos demonios”.
El bloque de Unión por la Patria, después de debatir cuál era la postura que iban a adoptar, emitió un comunicado en el cual sus integrantes repudiaron “enérgicamente cualquier expresión de negacionismo”.
“Resulta inaceptable que una institución fundamental del sistema democrático como la Legislatura porteña sea un espacio donde se reivindique a la dictadura y se llevan adelante acciones que buscan instalar nuevamente la teoría de los dos demonios, relativizando el genocidio perpetrado por el Estado argentino desde 1976 a 1983”, agregaron en alusión también a la decisión de las autoridades de la Legislatura porteña de permitir la actividad.
De hecho, según varias fuentes consultadas, el vicepresidente primero de la Legislatura y diputado de Juntos por el Cambio, Emmanuel Ferrario, se retiró del edificio pasadas las 15, dos horas antes del acto y cuando se registraban las protestas fuera y dentro por parte de los periodistas, a quienes, en un principio, se les prohibió la cobertura.
Mientras, para la legisladora de LLA, Montenegro, el homenaje fue su “granito de arena en aporte a esta reconstrucción histórica”.
Graciela Saraspe, hija de Héctor, encargado de un bar y asesinado en Tucumán por el ERP, en 1974, expresó que su vida fue “un calvario” hasta que conoció a Villarruel, a quien definió como alguien que le dio “una luz de esperanza”.
Arturo Larrabure, por su parte, dijo que “la lucha continua y la vamos a seguir dando de la mano de Victoria que es un ejemplo para todos nosotros”.
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