Los tres presidenciables siguen las rutinas de sus campañas esquivando la realidad. En los principales centros financieros internacionales y entre los más destacados y conocidos economistas especializados en la economía de los países de Sudamérica crecen el número de los análisis que concluyen en la inevitabilidad del default de la Argentina. La situación no los sorprende tampoco los inquieta porque la repercusión de una crisis semejante de nuestro país ni siquiera afectaría gravemente a los países limítrofes. Chile, Paraguay y Uruguay han crecido y redujeron la inflación mientras la Argentina no ha logrado dejar de imprimir pesos, mientras la producción en términos reales no ha dejado de caer. En el comercio mundial nuestro país es un factor cada vez de menor importancia. La falta de inversiones provocó la caída de las exportaciones y solo el sector agrícola pretende ser dinámico a pesar de impuestos y retenciones. Varias naciones venden hoy más granos que la Argentina y la ganadería decrece, afectando por supuesto a la industria frigorífica y al consumo interno. Aún sin la sequía este sector no lograba superar los problemas que le genera el Estado en su afán por recaudar.
Todo el sector privado sufre las consecuencias del costo y la ineficacia del Estado que se manifiesta en la decadencia de servicios esenciales como el de salud, educación y seguridad. El sector público aumentó su tamaño y por ende sus gastos y absorbe cada vez un mayor porcentaje del producto bruto.
Es este un diagnóstico conocido y cuya consecuencia es el aumento de la pobreza año tras año. De la generación de empleo se ha hecho cargo el Estado sumando personal en actividades administrativas de la siempre creciente burocracia o en empresas del Estado crónicamente deficitarias. Sin mencionar los gastos de la política que ni siquiera el partido surgido como la oposición a la casta política a podido lograr que sus dos diputados en la vilipendiada Cámara de la Provincia denunciaran el hecho y aclararan su situación a pesar de que ha trascendido que allegados a Milei les expresaran que debían manifestarse públicamente en el caso “chocolate”.
La indiferencia de la ciudadanía ante el escándalo demuestra que reina el convencimiento de que los dirigentes actúan de esa manera. Es decir que el pueblo no espera otra cosa y que no es solo la economía con el crecimiento de la pobreza lo que motoriza la indignación que por ahora solo se ha manifestado en el ausentismo electoral y el apoyo a un partido que esgrime la bandera de la anti política.
La crisis es muy posible, según muchos expertos se profundice el año que viene y la pobreza sea mayor. Aun así los tres candidatos siguen entrecruzándose acusaciones sin reparar que el país necesita acuerdos mínimos de su dirigencia especialmente porque de los comicios surgirán tres fuerzas de similares caudales electorales.
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