El 30 de diciembre de 1995 NOTICIAS salió a la calle con el entonces vicepresidente en tapa. El título fue “El secreto de Ruckauf” y en el copete se adelantaban algunas pistas sobre el misterio: el funcionario se había acercado a una secta a través de una ex modelo que terminó siendo miembro de su gobierno y el grupo, llamado Escuela de Yoga Buenos Aires, era investigado por los delitos de corrupción de menores y mayores de edad, robo y estafa.
La historia casi queda en el olvido pero, 27 años después, aquella edición volvió a tener una actualidad inesperada con la detención de Juan Percowicz, el líder de la organización que supo esquivar a la Justicia durante décadas y expandirse a fuerza de una supuesta filosofía basada en el dinero, la sexualidad y el poder.
La causa de la Escuela de Yoga Buenos Aires, ahora conocida como “La secta del horror” de Villa Crespo, es una especie de thriller psicológico. Los especialistas insisten en que, en lugar de hablar de secta, se debería hablar de organizaciones coercitivas.
Es que, en el universo liderado por Percowicz, el yoga y las disciplinas new age aparecen solo como una excusa para llegar a sus verdaderos fines: captar a personas vulnerables para que cedan todo su patrimonio en función de la organización. Esa sospecha, que motiva la investigación actual, es la misma que tuvo la Justicia en los ‘90, la que narró NOTICIAS en su tapa y la que motivó a la periodista Viviana Gorbato a escribir el libro “La Argentina embrujada”.
De hecho, entre los elementos que secuestró ahora la Policía Federal encontraron todo tipo de anotaciones de los miembros del grupo. Hubo una que llamó la atención de los investigadores: en un cuaderno, uno de los miembros escribió cuál era la frase más repetida por Percowicz: “Si hay algo que a mí me pone furioso es perder plata”.
De acuerdo al expediente, los mecanismos para conseguir dinero de Percowicz eran variados, pero cumplían un patrón que responde a los mecanismos de la trata de personas: los miembros de la organización debían cumplir una serie de tareas para subir escalafones en la estructura piramidal. En general, las acciones requeridas tenían que ver con la cesión de los bienes en función de la organización o con la explotación sexual de algunas de sus alumnas.
De hecho, de acuerdo a sus propios registros, contaban con dos grupos, llamados “Geishado Vip” y “Ghostbusters”, que tenían objetivos variados: podían dedicarse a sumar clientes ricos y poderosos que pagaran un servicio o ir más allá. Entre los archivos secuestrados se encontraron fichas con “misiones”. Por ejemplo, se le asignaba a una mujer miembro la tarea de seducir a un empresario para conseguir que se sumara como nuevo miembro o que este comprara bienes que podían llegar a ser hasta departamentos.
“Hay un culto y una adoración a la persona de Percowicz. Y algo que interpretamos es que hubo aspectos que se profundizaron desde los ‘90 a la actualidad. Miramos aquella investigación, donde ya había una devoción muy fuerte, pero con los años Percowicz se radicalizó. La acumulación de dinero es lo que lo guía y eso se desprende de las escuchas, de la documentación y de la obsesión que tenía con las finanzas. Creo que aquello que se supo hace 30 años hoy es mucho peor”, confía una fuente de la investigación.
Esa adoración se puede resumir con una imagen que recuerda, a la perfección, el ex juez Mariano Bergés, el primero en investigar el caso: “A Percowicz lo indagamos durante casi dos semanas. Él siempre estaba rodeado de un séquito de mujeres y, cuando llegaba el horario de almorzar, ellas le daban la comida en la boca”, cuenta.
NOTICIAS, además de los vínculos con Carlos Ruckauf -que no respondió ahora las consultas actuales de esta revista-, habló de la relación entre la Escuela de Yoga con personajes de la política de aquel momento. De todo aquel jet set, solo Julio Bárbaro atendió el teléfono: “Mirá que yo pasé todas, pero nunca había visto algo así. Fui a algunas reuniones y salí disparado. Me agarró terror a la demencia”, cuenta ahora entre risas e incredulidad. El dirigente está tan sorprendido como todos: “Cuando esto saltó, no podía creer que fueran las mismas personas”, cuenta. Más adelante, relatará algunas escenas que son de no creer.
Las personas que pasaron por la organización y alguna vez revelaron qué sucedía en las reuniones son pocas, pero sus testimonios son más que reveladoras. Una víctima en los ’90 contó que a un hombre frío lo incitaron a tener relaciones con ella porque “le haría bien” su sensualidad y que a su hermana la designaron como maestra sexual de Marcelo Percowicz, hijo de Juan, y ella accedió porque él tenía un grado alto. La jerarquía, acá, es indispensable y las parejas se arman por decisión de los líderes y no por deseo personal. En esos años un hombre contó que logró escaparse luego de haber aportado su sueldo íntegro a la Escuela, pero que su hermana y su madre habían quedado dentro.
FUENTE: https://noticias.perfil.com/noticias/informacion-general/la-secta-de-villa-crespo-treinta-anos-despues.phtml
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