Elecciones 2023.- Un vértigo de campaña que le exige a Javier Milei definiciones sobre temas espinosos


La campaña más bien anárquica de Javier Milei, en la que se escuchan multiplicidad de voces que incluso se contradicen entre ellas, le ha abierto dos frentes conflictivos al líder libertario: uno con la Iglesia católica; otro por la cuestión Malvinas con la sociedad en general. Tal vez éste último sea el más sensible porque implica un giro notable en una postura histórica de la Argentina, que respetaron gobiernos de todos los colores.

De aquí al 22 de octubre, día de la elección presidencial, Milei deberá referirse a estos dos temas álgidos. Si no es en formato de reportaje -lo más probable es que casi no otorgue entrevistas antes del comicios- serán ítems que, indefectiblemente, deberían plantearse en los debates presidenciales, que son obligatorios por ley. Ya sea introducidos por sus rivales en la carrera a la Casa Rosada o por los conductores del mismo. Se verá.

Es muy inusual lo que se está viendo en Argentina respecto a la postura de la Iglesia, una institución que funciona casi en cámara lenta, en contra de Milei.

La ya famosa misa de desagravio al Papa Francisco que realizó el grupo de “curas villeros” de la CABA y del Gran Buenos Aires hace algunos días atrás dejó de ser una anécdota curiosa cuando esa queja parroquial-barrial, nacida por los dichos agraviantes del libertario hacia Jorge Bergoglio, fueron no sólo avalados sino amplificados por la Conferencia Episcopal Argentina a través de su presidente, Monseñor Oscar Ojea.

“Es imposible construir un país sin diálogo y con insultos, gritos y descalificaciones. Nos preguntamos cómo se va a gobernar un país dividido. Y afirmamos que el clima de violencia en las expresiones de los candidatos no ayuda a la paz social”, expresó Ojea a través de un canal oficial del Episcopado. Lo de “los” candidatos fue una delicadeza para quedar como que no se refería sólo a Milei.

Las expresiones de Milei contra el Papa fueron, en rigor, hace tres o cuatro años. Pero se viralizaron ahora, después de que quedó primero en las elecciones Primarias de agosto pasado y claramente es un aspirante muy serio a presidir el país. Con su estilo colérico, iracundo, el libertario definió a Francisco como “gel representante del Maligno en la Tierra” y lo caracterizó como “un jesuita que promueve el comunismo”.

Desde que es candidato presidencial, Milei no ha repetido semejante sandez. Pero la Iglesia parece haber advertido que la posible entronización del hombre del peinado raro en el Gobierno podría generar una ruptura inédita entre esa institución y un Estado argentino regido eventualmente por los valores que Milei dice defender. Con el mercado como regidor de todo, una presencia estatal reducida a la mínima expresión y una justicia social -en términos de distribución y asistencia- probablemente inexistente, si uno se guía por los dichos actuales del libertario.

Con un agravante para Ojea: Milei, un abanderado en contra de aborto, estaría recogiendo muchas adhesiones en el universo de las iglesias evangélicas, desde hace años competidoras de los delegados del Vaticano en la captación de fieles dentro del universo humilde y desesperanzado de la Argentina, y además introdujo un capítulo de la discusión público-política vinculada al judaísmo y sus valores, a los que dice tributar.

Si fue una macana -no queda claro si así lo evalúa por estas horas el “milenismo” – el tema sobre las Malvinas lo introdujo Diana Mondino, una respetada economista liberal que será la canciller del eventual gobierno de Milei, según anunció el propio candidato presidencial.

Mondino tiró un bombazo en una nota con su firma en un medio inglés: propuso cambiar la histórica política exterior que la Argentina mantuvo sobre el reclamo de la soberanía por las islas Malvinas. ¿Cómo? Planteando que un gobierno libertario respetaría los derechos de los habitantes de las islas, los kelpers. O sea, prácticamente reconocer la autodeterminación de los isleños, que es la posición de Gran Bretaña en la eterna discusión diplomática con nuestro país.

“Los derechos de los isleños van a ser respetados, deben ser respetados y no se les puede faltar el respeto. El concepto de que uno le puede imponer a la gente lo que se puede hacer o lo que se debe hacer es extremadamente feudal e ingenuo”, aseguró la economista. Esto significaría, en términos diplomáticos, que el gobierno argentino reconocería a los kelpers como un tercer actor en la mesa de discusión, dejando de lado la estrategia histórica de discutir Estado contra Estado porque los isleños están en suelo argentino.

¿Milei piensa igual?

¿Es, en efecto, la postura de Milei como potencial jefe del Estado Argentino o sólo una opinión inconsulta de una dirigente de su espacio? Por estos días empieza la Asamblea Anual de las Naciones Unidas en Nueva York donde, desde hace años, cada presidente argentino le reclama a Gran Bretaña la discusión diplomática por el tema Malvinas en base al mismo precepto histórico. ¿Milei haría lago distinto llegado el caso?

Como con la dolarización, los vouchers educativos, la venta de órganos humanos, la reivindicación a las víctimas de la guerrilla setentista y demás ideas disruptivas, el libertario aparece interpelado por sus propias definiciones o la de sus aldáteres. La campaña empieza a exigirle ciertas definiciones de su propia boca.

 



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