El domingo, tras ganar la primera vuelta electoral, Sergio Massa subió al escenario montado en el búnker de Unión por la Patria solo, sin otros dirigentes, y desde esa soledad prometió que si llega a ganarle a Javier Milei en el balotaje de noviembre construirá un gobierno de unidad nacional. Aseguró también que su eventual presidencia encarnará “una nueva etapa para la historia política argentina”, advirtió que enterrará la grieta y que le pondrá “punto final a la destrucción del otro”. No mencionó en su discurso ni a Cristina Kirchner ni a Axel Kicillof, dueño de una resonante victoria en la provincia de Buenos Aires. En cambio, se dirigió a los votantes de Juan Schiaretti, de la izquierda y “a los miles y miles de radicales que comparten con nosotros los valores democráticos”.
“Voy a convocar a un Gobierno de unidad nacional como presidente, llamando a los mejores sin importar su fuerza política”, insistió desde el centro de campaña el candidato a la Presidencia, a la vez ministro de Economía de un país en crisis, con 138,3 por ciento de inflación interanual el último mes; la pobreza superando el 40 por ciento y un salario mínimo apenas por encima de los 130.000 pesos.
Hubo en el mensaje de Massa la intención de contener el caudal de votos obtenido (36,6 por ciento, contra el 30 por ciento de Milei y el 23,8 por ciento de Patricia Bullrich) junto a la necesidad de ampliar el espacio de cara a la contienda futura, pero sin dinamitar lazos con un kirchnerismo que, a través de Cristina, continuará escrutándolo.
Ausente de la campaña y sin ninguna candidatura en pie, la Vicepresidenta encontrará refugio en la provincia de Buenos Aires, con Axel Kicillof; en el Senado, con Eduardo “Wado” de Pedro y en Diputados, con Máximo Kirchner.
Sin ninguno de esos dirigentes acompañándolo en la noche triunfal del domingo, el líder del Frente Renovador, que pasó de enfrentarse al kirchnerismo desde 2009 a ser la última esperanza del peronismo en el poder, buscó con su discurso convencer al electorado que no lo votó, intentando diferenciarse de la fuerza que gobernó por 12 años la Argentina como así también de Alberto Fernández (“Ahora viene una etapa nueva, mi Gobierno, no este Gobierno”, repite cada vez que puede), invitando a otros partidos, pretendiendo encaramarse como el nuevo líder del peronismo aunque sin romper lazos con una de las patas más fuertes de la coalición gobernante.
Puente con los radicales
De acá a la segunda vuelta, deberá moverse como un equilibrista. Y desde ese lugar, por caso, buscará tender puentes con los radicales. Se sabe la muy buena relación que mantiene Massa con Gerardo Morales, el gobernador de Jujuy y presidente de la Unión Cívica Radical. Es conocida, incluso, aquella anécdota pre-Juntos por el Cambio.
Corría el año 2015 y la coalición opositora era apenas una expresión de deseo del PRO contra el kirchnerismo. Eran los tiempos en los que Massa prometía meter presa a Cristina Kirchner y barrer “con los ñoquis de La Cámpora”, en tanto que el radicalismo se dividía ante la disyuntiva de aliarse al PRO (idea que finalmente prevaleció) o sumarse al Frente Renovador, como impulsaba entonces Morales.
Ahora es la “sorpresa” Massa el que vuelve a dividir al PRO y a los radicales, abiertamente convocados por el ministro de Economía para formar parte de un nuevo gobierno.
El candidato oficialista buscó interpelar también “a los argentinos y argentinas que en el cuarto oscuro votaron en blanco, se quedaron en sus casas, que la eligieron a Miryam (Bregman), que lo eligieron a Juan (Schiaretti). A todos aquellos que eligieron otra opción pensando en la necesidad de tener una Argentina en paz, con orden, una Argentina sobre la base de construcción de valores democráticos, esos que quieren un país sin incertidumbres y con certeza. A todos ellos quiero decirles que voy a hacer el mayor de los esfuerzos en los próximos 30 días para ganarme su confianza”, aseguró.
Acaso consciente de que para llegar a la Casa Rosada necesitará seducir a los votantes desencantados de que puede mejorar como presidente lo que como ministro no pudo, Massa envió un mensaje especial “a los más de 8 millones de argentinos que depositaron su confianza en nosotros, y sobre todo lo quiero hacer sabiendo que nuestro país vive una situación compleja y sin embargo creyeron que éramos la mejor herramienta para, a partir del 10 de diciembre, empezar a construir una nueva etapa para la historia política argentina”, dijo. “Sé que muchos de esos que nos votaron son los que más están sufriendo, no les voy a fallar”, reforzó el candidato que de acá al 19 de noviembre tiene una ardua tarea: hacer equilibrio entre el kirchnerismo (para contener esa porción del electorado) y la necesidad de atraer a los votantes que el domingo no lo eligieron.
“Quiero hablarle a los miles de radicales que comparten con nosotros los valores democráticos”
Sergio Massa Candidato de Unión por la Patria
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