Dolarizarse para ir ganando tiempo


Siempre en semanas previas a una elección en Argentina se vive tensión y dolarización. Pero en esta oportundad la magnitud de los problemas y la total incertidumbre política post 22-O resulta en una conducta exacerbada, tanto en la huída de los pesos como en la búsqueda de refugio en el dólar.

Las propuestas de la Libertad Avanza (LLA) respecto a la dolarización (en cualquiera de sus variantes) adelanta expectativas de cobertura al presente, sumando así estrés a la debilidad de la gestión económica.

La sensación de que las medidas que se toman son cada vez más efimeras y dan cada vez menos resultados se anaboliza con las declaraciones libertarias respecto que a mayor devaluación, mas fácil dolarizar.

Aunque se multipliquen los dólares diferenciales las reservas igual caen. Se venden US$ 800 millones al mes para intervenir y bajar la brecha y la brecha sube. Se emiten miles de millones de pesos para comprar bonos y letras del Tesoro, pero igualmente hay una salida significativa de inversores de los instrumentos en pesos. Tambien sufren los depósitos en pesos del sector privado.

En definitiva, nos adentramos en semanas donde los activos en pesos no encuentran piso y los dólares financieros buscan todo el tiempo un nuevo techo. Nadie se animaría en este contexto a repetir la frase que hiciera tristemente célebre a un ministro de Economía en la década del 80: “El que apuesta al dólar pierde”.

No hay Lorenzo Sigaut en el siglo XXI.

En esta coyuntura hostil el candidato/ministro tiene que mantener su competitividad electoral, algo nada sencillo. Si da la pelea es por su tenacidad y audacia y por la decisión del peronismo de dejarle la cancha libre para que haga y deshaga a voluntad, una ventaja importante, sobre todo cuando se observa que en Juntos por el Cambio sucede lo contrario.

Sergio Massa, consciente que esta es una de sus pocas cartas políticas en esta partida, intenta sacarle todo el provecho posible a expensas de Patricia Bullrich, su competidora directa para ingresar en su soñado balotaje. La ex ministra se muestra muy ocupada en relativizar las declaraciones de Mauricio Macri y en motivar a los radicales a que pongan el hombro.

Mientras tanto Javier Milei augura el fin del peso y del Banco Central lo cual estimula a la única cobertura posible: el dólar.

Aunque se multipliquen los dólares diferenciales las reservas igual caen

Toda esta dinámica en el mercado de pesos impactó de lleno en las brechas cambiarias, con mayores incidencias en el blue y el contado con liqui, donde el gobierno prácticamente no tiene poder de intervención. De esta manera, el CCL paso de cerca de $800 a tocar picos de $940 y el blue a coquetear con los $900 frente a un gobierno que sigue interviniendo la operatoria del MEP, aun cuando las reservas de la autoridad monetaria son negativas en US$ 5.000 millones. En aquellos mercados donde no tiene posibilidad de intervención, intenta empantanar la operatoria con nuevas regulaciones. Es la versión económica de la “resistencia con aguante”. A

Al dólar soja se le sumó el dólar pyme, el dólar Vaca Muerta y ahora se rumorea el dólar automotriz. Cada vez son más los sectores que acceden a un tipo de cambio diferencial, dejando prácticamente obsoleta la referencia al oficial.

Por el lado de los pesos, la intervención del BCRA en los mercados de deuda domésticos, sumado al “Plan Platita” de 1% del PBI anunciado post PASO se transforman en pesos frescos en la calle que seguirán buscando refugio ante la ola dolarizadora pre electoral. La primera parte del plan de ingresos se volcará de lleno a la calle en las próximas dos semanas y por lo tanto recién ahí tendremos noción de su verdadero impacto.

El gobierno anunció que se aferra al tipo de cambio fijo hasta el 31/10 y luego vendría un crawling (mini devaluaciones periódicas) moderado. Sin embargo, las presiones dolarizadoras no solo afectarán a los tipos de cambio financieros sino también al oficial.

La deuda comercial se está estresando ya que en los últimos dos meses (agosto y septiembre) subió US$ 5.200 MM. Los mismos dólares especiales que lanza el gobierno marcan valores 40% arriba del tipo de cambio oficial.

Prácticamente ninguno de los actores de la economía real espera que el tipo de cambio oficial se mantenga en $350, por lo que crece la presión para que tras las elecciones se reacomode recuperando niveles previos a las PASO. Resulta evidente que frente a la posibilidad de que triunfe – en primera o segunda vuelta- un candidato que propone dolarizar, los argentinos prefieren ir ganando tiempo.

 

 



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