Con la llegada del verano y mayor tiempo al aire libre, aumenta la exposición a la radiación ultravioleta (UV), que puede dañar gravemente la salud ocular. Según la optómetra Magalí Ocampos, del Programa Salud Visual para Todos de la UNLP, la exposición prolongada sin protección puede causar daños irreversibles, como cataratas en el cristalino y carcinomas de piel en los párpados debido a la acumulación de radiación UV.
Una de las principales medidas de protección es el uso de gafas de sol con filtros UV adecuados. Sin embargo, la licenciada en optometría Micaela González advierte sobre los peligros de usar imitaciones fabricadas en plástico que no filtran los rayos UV correctamente. “Estas gafas permiten que las radiaciones dañinas traspasen el filtro, y al ser oscuras, nuestras pupilas se dilatan, aumentando la entrada de rayos solares”, explicó. Por eso, recomienda adquirir gafas en ópticas atendidas por profesionales matriculados para garantizar la calidad del producto.
Además, otra opción para protegerse del sol es el uso de viseras o sombreros que bloqueen la llegada directa de los rayos solares, especialmente en niños, quienes son más sensibles a este tipo de radiación.
Cuidar la salud ocular durante el verano es fundamental para prevenir daños a largo plazo. Estas simples medidas pueden marcar la diferencia mientras disfrutamos de las actividades al aire libre en los días soleados.
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