Néstor Grindetti se ilusiona con polarizar con Axel Kicillof. Lanza, a modo de arenga pública, que Juntos por el Cambio quedó a 3 puntos del Gobernador en las Primarias y busca mostrarse como el principal adversario del oficialismo en detrimento de Carolina Píparo, la candidata de La Libertad Avanza.
Cerca del candidato a gobernador de la coalición opositora, estiman que es “posible” dar la pelea por la Gobernación. Antes, claro, deberán emprender tareas múltiples: frenar el impulso ganador del armado de Javier Milei, conservar los votos que obtuvo Diego Santilli en la interna de Juntos y mostrar la figura del actual intendente de Lanús como depositario del voto útil de aquellos bonaerenses que no quieren otros cuatro años de Kicillof en la Provincia.
Algunas de esas acciones están entrelazadas. “Tenemos que pescar en la pecera de Milei”, definen en el equipo de campaña de Grindetti. Buscan una carnada apetecible para tentar a aquellos bonaerenses que se inclinaron por el candidato presidencial y que al votar la boleta completa terminaron arrastrando a Píparo a unos sorprendentes 24 puntos.
Por eso, el candidato planteará un discurso vinculado a la necesidad de que haya “un cambio razonable, posible y con experiencia de gestión” en la Provincia, comparando su larga actuación pública como funcionario porteño y en los últimos ocho años como jefe comunal en comparación con Píparo.
En el equipo de campaña de Grindetti sostienen que el voto bronca en favor de Milei tiene también su aspecto lábil en el tramo de los candidatos bonaerenses, que permitiría trabajar sobre la polarización con Kicillof.
Acaso ese objetivo le demandará subir el tono discursivo. De hecho, comenzó a exhibir ese perfil cuando habló de evitar que la Provincia “se transforme en la guarida del kirchnerismo”.
Anotan que en territorio bonaerense será la batalla final contra el modelo K. “Ya perdieron en Santa Cruz, les queda la reelección de Kicillof”, describen en el equipo de campaña del intendente de Lanús. “En 2015 se refugiaron en La Matanza y ahora pretenden hacerlo en la Provincia”, añaden.
Ese planteo discursivo por mostrar a Grindetti como el candidato más potable para darle batalla al Gobernador implica empezar a mostrar equipos. Un poco en sintonía con lo que hizo Patricia Bullrich que puso en la cancha la espada mediática del economista Carlos Melconián, está en plena formación un equipo de voceros integrado además por dirigentes para quienes se imagina roles estelares en caso de que el proyecto político de Juntos por el Cambio vuelva a hacerse cargo del gobierno bonaerense.
El coordinador de los equipo técnicos de Grindetti es Roberto Gigante, quien fue su jefe de gabinete cuando tenía a cargo el área económica porteña en la gestión de Mauricio Macri. Gigante, además de ser un hombre de extrema confianza del candidato, conoce la Provincia: fue ministro de Obras Públicas en la gestión de María Eugenia Vidal.
El propio Gigante está a cargo del diseño de un plan de reforma del Estado que apunta a la “eficiencia y descentralización”.
Otros ex ministros de Vidal tienen un rol destacado en la campaña. Uno de ellos es Gabriel Sánchez Zinny, ex titular del área educativa bonaerense, que está a cargo justamente de esa temática. También, Leonardo Sarquís, que estará abocado al diseño de un plan productivo. En ese programa trabajarán además Miguel Fernández, el radical compañero de fórmula de Grindetti, y los intendentes del interior productivo que reportan a Juntos por el Cambio.
Respecto de los planes para salud, estarán en manos de la diputada radical Alejandra Lorden.
Para uno de los temas centrales de campaña como es la inseguridad, Grindetti designó un tridente de dirigentes con experiencia en la materia: Cristian Ritondo (ex ministro de Seguridad bonaerense), Santilli (que fue ministro porteño) y Diego Kravetz, candidato a intendente en Lanús y actual responsable de la lucha contra el delito en ese distrito del Conurbano.
Cerca de Grindetti, mientras tanto, se concentran en levantar ese 33 por ciento que obtuvo Juntos en la Provincia. Se insuflan ánimo y afirman que “estamos en nuestro piso histórico”. Aseguran que tienen “mucho para crecer” entre aquellos que no fueron a votar en la Provincia que suman cerca de 4 millones de ciudadanos. “Ahí hay un núcleo de votantes propios que, enojados, decidieron no ir”, describen. La apuesta es llegar a ese 39 por ciento con el que Vidal logró ganar la elección en 2015. Si llegan a esa meta “será un palo a palo con Kicillof”, estiman.
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