Patricia Bullrich viene insinuando un ejercicio independentista de la figura de Mauricio Macri, que en la dinámica de la pasada Primaria Abierta contra Horacio Rodríguez Larreta había sido una suerte de padrino no declarado de su postulación, un sponsor para apuntalar su perfil natural de “dura” del espacio. Bullrich y Macri eran los “halcones”; Larreta y su gente, las “palomas”.
Esa dicotomía ya quedó atrás. Le sirvió a Bullrich para el objetivo táctico de ganarle la interna a Larreta en su carrera por la Presidencia. La estrategia estaría diciendo ahora, un lapso vital en el que se impone la tarea artesanal de buscar votos en otros nichos, que la candidata necesita que el electorado la vea como la nueva líder de Juntos por el Cambio. En octubre próximo se discutirá el esquema de poder que viene y para correr con suerte en ese examen dentro de esta coyuntura nadie puede presentarse como “un delegado de” o “con la banca de”. Se es jefe o no se es nada.
“Nosotros hemos estado siempre presos en Juntos por el Cambio de qué iba a hacer Macri y me parece que no tenemos que estar más presos de eso. Macri hace lo que él considera que tiene que hacer, nosotros tenemos que liberar a todo Juntos y que Mauricio se acomode como él crea que se debe acomodar”. Esto lo dijo Bullrich hace algunas horas en un programa se televisión.
Fue la respuesta a la pregunta del conductor sobre los coqueteos que el ex presidente mantuvo con Javier Milei, el ganador de las PASO. “Si alguien no quiere estar en el andarivel de Juntos por el Cambio es su decisión, pero no creo que Macri esté en esa posición”, planteó Bullrich. Se la vio bastante molesta en cámara.
¿Un karma político?
Esa molestia es explicada en fuentes de su espacio: la relación Milei-Macri está cobrando estatus de karma para Bullrich (en el sentido condicionante del término); algo de lo que ella no quiere hablar pero que, indefectiblemente, surge en cada reportaje.
El bullrichismo, con razón, culpa al propio Macri de esta situación porque fue él quien, luego de las Primarias, no tuvo mejor idea que subir al libertario a la discusión sugiriendo su agrado por el buen resultado que éste obtuvo en las PASO. Milei, además, fue muy pícaro. Tradujo ese beneplácito del ex presidente en una propuesta para él en su eventual gobierno: una suerte de embajador plenipotenciario ante el mundo.
Cerca de Bullrich consideran que las palabras posteriores de Mauricio ratificando el apoyo a su ex ministra no tuvieron la contundencia necesaria como para alejar el tema de la agenda. El daño ya estaba hecho.
Pero Bullrich fue más allá y habló de armar un nuevo Juntos por el Cambio, moldeado en base a los resultados que arrojaron las Primarias y las elecciones provinciales que hubo y habrá antes del comicio presidencial. “Las nuevas caras”, definen en su entorno. No lo dijo la candidata pero se pensaría un espacio donde el peso de Macri, fundador de PRO y co-fundador de Juntos, no tuviera la preponderancia que se le conoció hasta ahora.
Bullrich imaginaría para esa reformulación cierta estelaridad de los gobernadores electos Ignacio Torres (Chubut); Marcelo Orrego (San Juan), Claudio Poggi (San Luis); la posibilidad de sumar a Maximliano Pullaro, de Santa Fe, quien aún debe disputar la general en su provincia y, entre otros, a Rogelio Frigerio, que si bien no es una cara novedosa -fue ministro del Interior de Macri- se reciclaría como mandatario si logra imponerse en Entre Ríos.
Lo de las caras nuevas es, sobre todo, porque son ganadores. Un lugar donde no entra Rodríguez Larreta ni su tropa, ya de salida en la Ciudad de Buenos Aires. Si bien públicamente Larreta dijo que trabajaría para que Bullrich sea la próxima presidenta hasta ahora no se estaría evidenciando en los hechos. Un poco porque el alcalde todavía tiene sangrando la herida y otro poco porque los bullrichistas, en un gesto inentendible, no quieren fusionar los equipos de las campañas que rivalizaron en las PASO. Aún cuando podrían sumar masa crítica y poderío de fiscalización.
No al doble comando
La idea del nuevo Juntos que piensa Bullrich puede asomar tentadora para muchos pero tiene una limitante: la candidata sólo podría liderarlo si gana las elecciones. Un resultado muy adverso para JxC podría abrir una caja de pandora y nadie tiene muy en claro qué saldría de ella.
Sobre la necesidad de alejarse de la tutela pública de Macri, fue Frigerio quien dijo lo que Bullrich aún no dice con todas las letras porque no puede permitirse perder ni un sólo “voto duro” de Juntos, ese identificado con el macrismo puro. “Patricia no va a admitir un doble comando”, aseguró en declaraciones radiales. “Patricia, si es presidente, no va a tener jefe, va a liderar el proyecto de cambio”, agregó. Lo ideal sería que eso mismo lo diga Macri.
Bullrich y Macri se reunieron a solas hace días. Fue después de que el expresidente volvió del mundial de Bridge. Una versión dice que la candidata le pidió que salga explícitamente a criticar a Milei para dejar en claro dónde juega. Hasta anoche, eso no se había producido.
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