El “voto bronca” y el discurso contra la “casta”, claves del crecimiento de Milei


El “voto bronca” y el discurso contra la “casta”, claves del crecimiento de Milei

Milei ayer en Colonia, Uruguay / twitter subrayado

La sorpresa generada por Javier Milei en las Primarias del domingo 13 sigue generando debate. Las dos coaliciones que dominaron la escena pública en los últimos 10 años, discuten cómo enfrentar ahora al líder libertario que emergió de esa cita electoral como el candidato más votado y con buenas chances, por lo menos, de ingresar al ballotage.

Sin embargo, existe otro análisis no menos importante respecto de las motivaciones del voto a Milei. Por qué, un dirigente que ingresó a la vida pública hace un puñado de años generó un impacto tan fuerte y logró captar nada menos que al 30 por ciento del electorado con un campaña que prescindió de las armas tradicionales para promocionar candidatos como pintadas, pasacalles, gigantografías y un reparto generoso de boletas casa por casa en la previa de la cita electoral.

Existe una corriente mayoritaria que se inclina por asimilar el apoyo que tuvo La Libertad Avanza con el enojo de la gente por la situación económica actual. El comúnmente llamado “voto bronca” que se reflejó en el ausentismo y en las urnas, como forma de respaldo a Milei.

Acaso el líder libertario haya sido el depositario mayoritario de ese desencanto ciudadano decidido a buscar otra alternativa a las que le planteaban el oficialista Sergio Massa y la interna entre Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta desde la plataforma de Juntos por el Cambio.

Quienes se dedicaron a analizar el discurso de Milei y su impacto sobre la gente, rescatan que ese malhumor social bien pudo estar resumido en uno de los latiguillos de campaña del economista. El término “casta”, como síntesis de la política que cuida sus propios intereses y que sistemáticamente vino fracasando en enderezar el rumbo de la Argentina, pudo haber sido determinante.

Milei acaso haya tenido la suficiente intuición para observar un profundo malestar social que se venía incubando. La rareza del caso es que tanto el Frente de Todos (ahora Unión por la Patria) y Juntos por el Cambio no terminaron de tomar acabada nota de esa bronca.

Algunos números que retratan los resultados electorales desde 2019 hasta las Primarias del domingo 13, reflejan la fuerte erosión en el apoyo popular que estaban sufriendo las dos alianzas. El fenómeno se acentuó fuertemente hace dos domingos.

Cuando Alberto Fernández fue electo presidente, obtuvo 12.946.037 votos. Dos años después, en 2021, pasada la etapa más cruda de la pandemia, el Frente de Todos cayó a 8.193.154 votos. El derrumbe final se produjo en las PASO: Unión por la Patria apenas cosechó 6.460.689 sufragios.

Estos datos son por demás contundentes: el oficialismo en cuatro años, perdió 6 millones de votos, lo que representa la mitad de su caudal electora

Juntos por el Cambio sufrió un desquebrajamiento parecido, apenas menos contundente. En 2019, la fracaso experimento de reelección de Mauricio Macri se llevó 10.811.586 votos. En 2021, en las legislativas, la coalición opositora fue el espacio más votado aunque bajó un poco su registro: 9.876.123 votos. Hace dos domingos, el derrumbe fue más notorio, ya que los dos candidatos que disputaban la candidatura presidencial treparon a 6.698.029 sufragios. En resumen, el desplome fue de poco más de 4 millones de votos.

La hemorragia electoral que sufrieron ambos espacios fue de 10 millones de votos respecto de 2019. Milei fue el gran depositario de esa voluntades desencantadas, ya que obtuvo 7.116.352 votos, nada menos que el 70 por ciento de lo que perdieron en ese corto trayecto Unión por la Patria y Juntos por el Cambio. También el ausentismo dio muestra del desencanto con el sistema.

La pregunta que se impone es por qué costó tanto visualizar que ese malestar que iba creciendo no terminaría llenando las alforjas de Milei. El otro dato interesante para analizar es que ese voto bronca esta vez no optó por el camino del antisistema, con la anulación ex profeso del voto como ocurrió en 2001. La gente, al menos ese 30 por ciento que apoyó a La Libertad Avanza, buscó una alternativa dentro del propio ecosistema político y optó por la novedad.

Para de ese desasosiego ciudadano también canalizó por otras vías. El ausentismo a las PASO se incrementó respecto de 2021 cuando 9,9 millones de personas no fueron a votar. Esta vez los que decidieron darle la espalda al proceso de selección de candidatos fueron 11.388.237 ciudadanos.

También creció el voto en blanco que en dos años pasó de 1.240.079 a 1.477.233.

El libertario, jugando al límite en sus críticas, produjo un hecho novedoso: si la política argentina batallaba en la grieta entre kirchnerismo y antikirchnerismo, ahora el ganador de las PASO creó otra grieta superadora: de un lado, él y sus propuestas; del otro, las dos coaliciones tradicionales que Milei englobó como la casta a la que se propone pulverizar. Ese discurso indudablemente prendió en un amplio sector del electorado, enojado por el fallido experimento del gobierno de Mauricio Macri y la desilusión que volvió a sufrir con el reingreso al poder del kirchnerismo de la mano de Alberto Fernández.

Hay analistas que sostienen que otros dos tópicos que puso sobre la mesa Milei en la escenografía de la campaña pudieron tener algún efecto. Uno de ellos es la dolarización, un plan que ahora el propio candidato dice que recién podría aplicar en la segunda parte de su eventual mandato. Puede que algunos sectores sociales se hayan visto impulsados a asociar esa oferta con la posibilidad de empezar a cobrar en dólares, con lo que la moneda norteamericana significa en términos simbólicos para los argentinos, acostumbrados a pensar, operar y ahorrar en el billete verde.

El concepto de libertad expuesto por Milei pudo ser otro de los atractivos, más aún luego de una cuarentena larguísima producto de una pandemia que, justamente, restringió libertades y encerró por mucho tiempo a la gente. Sin embargo, el “voto bronca” parece haber sido el motor de la sorprendente elección. Milei, como se dijo, se llevó el 70 por ciento de los votos que en cuatro años perdieron Juntos por el Cambio y el oficialismo gobernante. Un poco más de 7 millones de ciudadanos que buscaron en la figura del líder libertario, una forma de canalizar su mensaje de enojo y descontento por la situación del país y la impericia de su dirigencia para detener la caída libre en la que parece haber ingresado la Argentina.

 



Source link

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *