Recientemente, ha resurgido la atención sobre los atentados históricos en Argentina contra la Embajada de Israel y la AMIA, cometidos en 1992 y 1994 respectivamente. Informes judiciales y de inteligencia, incluidos los del Mossad, han implicado consistentemente a Irán y Hezbollah en la planificación y ejecución de estos ataques. Este hallazgo ha sido corroborado a lo largo de los años por diversas investigaciones internacionales y recopilaciones de datos.
El informe del Mossad destaca que Hezbollah, actuando bajo las órdenes de Irán, utilizó a Buenos Aires como escenario para sus operaciones terroristas, utilizando explosivos que se cree fueron introducidos clandestinamente al país. La gravedad de estos atentados resalta no solo la extensión del alcance de Hezbollah fuera del Medio Oriente, sino también la duradera implicación de Irán en actividades de terror global. La comunidad internacional, incluyendo Estados Unidos e Israel, ha señalado repetidamente a Irán como instigador de estos actos, basándose en pruebas acumuladas que apuntan a una coordinación directa con Hezbollah.
Pese a los años y las evidencias acumuladas, la búsqueda de justicia sigue siendo una herida abierta para las familias afectadas y la sociedad argentina en general, marcada por la sensación de impunidad y la falta de respuestas concretas que lleven a la captura y condena de los responsables.
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